Como diría el sociólogo John Kelly, el sentimiento de injusticia se construye. La situación objetiva es una base necesaria (contra toda fantasía del puro relato), pero no es suficiente. Sobre una determinada situación injusta (como es sin duda el hecho de que una minoría de CEOs que representa a una minoría de burgueses dirija un país de una mayoría de trabajadores que cada vez tienen que trabajar más para vivir mal), la percepción que de ella se tiene, el odio que ella genere, la disposición a su resistencia activa, la fantasía de que esa realidad puede ser cambiada, es una construcción en la que los dirigentes políticos (podríamos decir, los partidos) juegan un rol relevante.
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