Las dos obras más recientes del filósofo francés parecen confirmar lo que se ha dado en llamar el “giro estético” de su pensamiento. Asthesis y El hilo perdido están consagradas, respectivamente, a analizar una serie de escenas que atraviesan transversalmente campos diversos de las prácticas artísticas (del Torso de Belvedere de Winckelmann hasta el Cine-ojo del soviético Vertov, pasando por los reportajes norteamericanos de Agee y las renovaciones de la danza de Loïe Fuller e Isadora Ducan) y un conjunto de prácticas de escritura (Flaubert, Conrad, Woolf, Keats, Baudelaire y Büchner, pilares centrales que estructuran un libro plagado de una profusión erudita de referencias al arte “moderno”). Estos últimos ensayos confirman la creciente centralidad que la reflexión sobre el arte ha ganado en su producción.
COMENTARIOS