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¿Qué ocurría cuando la Unidad Popular ganó las elecciones?

¿Qué ocurría cuando la Unidad Popular ganó las elecciones?

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Un ascenso de la lucha de clases a nivel internacional

El primer dato evidente en el año 1970, cuando venció electoralmente Allende, es el ascenso de la lucha de clases a nivel internacional y en Chile. Durante toda la década de 1960 podemos observar múltiples procesos revolucionarios, grandes acciones históricas independientes de masas, de auge obrero, luchas de la juventud y los campesinos como la Revolución Cubana (1959-1962), el Mayo Francés (1968), las movilizaciones contra la guerra de Vietnam, las luchas estudiantiles en México y Japón o en el propio bloque soviético, la Primavera de Praga. La lucha de clases se ponía al centro a nivel mundial. Una serie de nuevos fenómenos políticos surgía al calor de estos procesos, como el MIR en Chile.

(Imagen: Che Guevara)

También era un factor relevante, en las décadas de los 60 y principios de los 70, el conflicto político tradicionalmente denominado como Guerra Fría, que expresaba, más de fondo, la contradicción entre dos sistemas sociales: la disputa de Estados Unidos con la Unión Soviética, pero también con China e incluso Cuba con la crisis de los misiles. Las grandes revoluciones que habían originado esos Estados, sufrieron procesos de burocratización, con regímenes de “partidos únicos” y métodos burocráticos de ejercicio del poder que excluían a las masas de la deliberación y decisión política, impidiendo el desarrollo de organismos de autoorganización de la clase trabajadora como base del Estado gobernado por los trabajadores.

Estos levantamientos de masas de la década de 1960 ocurrieron pese a los intentos de la burocracia de pactar un orden con las principales potencias imperialistas. Eran también expresión del deterioro de la hegemonía imperialista.

(Imagen: mayo francés, 1968)

El ciclo de crecimiento económico capitalista de posguerra, que había durado dos décadas, y que fue la base material sobre la que se desarrollaron los “estados de bienestar”, empezaba a entrar en crisis. En países de la periferia como Chile, el imperialismo -para mantener su hegemonía tambaleante-, desarrolló todo un plan que buscaba poner freno al ascenso de las masas y evitar la revolución: la Alianza para el Progreso de la cual fueron instrumento Frei y la Democracia Cristiana.

El gobierno de Eduardo Frei

El gobierno de Frei (1964-1970), que antecedió al de Allende, fue la expresión de la política que tuvo EE.UU. previamente buscando cerrar un posible triunfo de la izquierda, que en las elecciones previas había estado muy cerca de ganar.

Lo que estaba detrás del discurso de este gobierno, era el intento de impedir el desarrollo de las aspiraciones y el avance de la radicalización en la lucha de trabajadores, sectores populares y campesinos, que podían abrir escenarios revolucionarios.

(Imagen: Eduardo Frei Montalva)

El triunfo electoral demócrata cristiano había sido fruto de un discurso engañoso, que decía levantar demandas populares, y se disfrazaba con el espíritu de transformación de la época en términos discursivos, para llevarlo a un programa capitalista, entregando concesiones pero sin modificar la estructura de poder del país, al que llamaban la “vía no capitalista de desarrollo” y “revolución en libertad”, con una reforma agraria restringida, un programa “desarrollista”; la “chilenización” de la gran minería del cobre, entre otras medidas.

Su objetivo real, era conservar la estabilidad del poder de los capitalistas. La reforma agraria de Frei fue insuficiente. La DC no dudó a la hora de mancharse las manos en sangre como en la conocida matanza de Pampa Irigoin. La caída en el crecimiento económico, y una posterior devaluación de la moneda, el aumento de la deuda externa, en conjunto con la represión desatada hacia trabajadores, campesinos y pobladores, no tardaron en mostrar para amplios sectores el real carácter de clase del gobierno de Frei. De esa manera, se produjo un choque entre las expectativas de las masas y el verdadero contenido del programa de la DC que se reflejó en un importante número de huelgas campesinas que se sumarán a las huelgas en la ciudad y las minas.

Otro hecho clave que sirve de antecedente al gobierno de la UP fue la lucha estudiantil por la Reforma Universitaria de 1967, que fue tremendamente progresiva, pues cuestionaba la anquilosada estructura de poder, la orientación al servicio de las clases dominantes de la actividad universitaria y la formación restringida a las élites. Ese proceso contribuyó a la apertura de la educación superior a las masas, por ejemplo con la implementación de cátedras vespertinas para que los trabajadores pudieran acceder.

Resumiendo: entre 1968 y 1969 se vivió un fenómeno de ascenso de las luchas obreras, campesinas y de la juventud, junto con una creciente polarización política, lo que terminó debilitando enormemente a la Democracia Cristiana, desbordada por derecha y por izquierda. El año 1969, fue un año de ascenso: 977 huelgas, 24 ocupaciones de fábrica y tomas de terrenos urbanos que se multiplicaron en 1970. En ese contexto, de mayor radicalización, se conforma la Unidad Popular.

Chile en 1970

En 1970 la mayoría de la población en Chile era urbana, cerca del 75% según el Censo de ese año. El 49% de la población eran trabajadores manuales calificados y no calificados, los trabajadores de servicios eran un 12%, los profesionales independientes un 7% (recién en expansión por la creación del sector público). Los trabajadores en Chile se expanden con el modelo del salitre, luego cobre y manufacturas locales y servicios. Los trabajadores, además, tenían una historia de mancomunales, sociedades de resistencia y sindicatos con duras huelgas.

El resto de la población era del campo. Un 24% representaban terratenientes, campesinos y peones. La Sociedad Nacional de Agricultura expresaba al viejo gran latifundio contra la reforma agraria.

Los industriales chilenos eran una capa recientemente creada por la semi-industrialización promovida por el Estado desde la década de 1930. Entre los sectores con poder estaba el gremio de los camiones y el transporte privado en general (que más tarde jugarán un papel contrarrevolucionario central). La burguesía tenía sus representantes en la DC y en el derechista Partido Nacional, nacido de la unión entre liberales y conservadores. Así como un sector en el declinante Partido Radical.

A mediados de 1920, Chile había empezado a pasar cada vez más del dominio inglés al dominio del imperialismo norteamericano. En 1970, todos los sectores burgueses, comandados por el imperialismo, se unieron en una campaña contra la Unidad Popular y las aspiraciones revolucionarias de las masas.

La Unidad Popular y la “vía chilena al socialismo”

La Unidad Popular estaba compuesta por el Partido Socialista, el Partido Comunista (ambos con mucho peso en la clase trabajadora), el MAPU (una ruptura por izquierda de la Democracia Cristiana), la Acción Popular Independiente (dirigido por el industrial Rafael Tarud) y por el Partido Radical.

El Programa de la Unidad Popular que se aprobó en diciembre de 1969 –antes de ser proclamado candidato Salvador Allende- señalaba que el objetivo del conglomerado era "llevar a cabo los cambios de fondo que la situación nacional exige, sobre la base del traspaso del poder de los antiguos grupos dominantes a los trabajadores, al campesinado y sectores progresistas de las capas medias" y "transformar las actuales instituciones del Estado donde los trabajadores y el pueblo tengan el real ejercicio del poder". También hablaba de la “construcción de una nueva economía” cuyo propósito declarado era “terminar con el poder del capital monopolista nacional y extranjero y del latifundio para iniciar la construcción del socialismo”. En lo práctico esto implicaba que la economía se organizaría en tres sectores: el Área de Propiedad Social (estatal), el Área Mixta (privado-estatal) y el Área Privada.

Este programa, que se definía como antioligárquico y antimonopólico, indudablemente se proponía importantes reformas económicas: la nacionalización de las riquezas básicas como el cobre, el sistema financiero, el comercio exterior, las grandes empresas, las empresas de servicios y la profundización de la reforma agraria. A los trabajadores del Área de Propiedad Social, les abría las puertas para participar en una especie de cogestión común de las empresas de sus representantes con con representantes estatales. Su programa afirmaba la máxima de “liberar a Chile de la subordinación al capital extranjero”.

La UP entendía que la realización de su programa era posible sin necesidad de una revolución violenta. La denominada “vía chilena al socialismo” tenía que ver con esa tesis de una transformación de las instituciones existentes para avanzar al socialismo sin chocar con el Estado y sus fuerzas represivas. El Partido Comunista, ya en 1961, hablaba de la necesidad de una “vía” propia al socialismo. El dirigente de esta organización, Luis Corvalán, en la revista Principios, escribía que:

«En lo que a Chile se refiere, nosotros, comunistas, basándonos en las condiciones históricas concretas de nuestro país, hemos llegado a la conclusión de que aquí la vía probable de desarrollo revolucionario, es la vía pacífica (…) El movimiento popular chileno (…) ha venido desenvolviéndose por la vía pacífica desde hace varias décadas, desde los tiempos del Frente Popular (…) La gran votación alcanzada por la candidatura presidencial del doctor Salvador Allende permite considerar la posibilidad de operar cambios revolucionarios empezando por la conquista del poder ejecutivo» (citado en Liborio Justo, Así se murió en Chile, p. 118).

Cuando Allende ganó las elecciones, este mismo dirigente del Partido Comunista se encargó de aclarar que la “vía chilena” no tenía nada que ver con una revolución que se sirva de métodos insurreccionales y de un poder basado en la autoorganización. Declaraba que:

«Los comunistas chilenos tuvimos rasgos extremistas cuando allá por el año 30 nos proponíamos establecer aquí soviets, un gobierno de obreros y campesinos, de un sólo tirón la dictadura del proletariado. Es decir, nos trazábamos un objetivo que no correspondía al grado de evolución social, a la realidad social y política del país» (ídem, 119).

Polarización política y lucha de clases

Finalmente el 4 de septiembre de 1970, la UP gana las elecciones por muy escaso margen. Allende obtuvo el 36,22% de los votos. Jorge Alessandri –el candidato de derecha- obtuvo el 34,90%. Y el DC Radomiro Tomic obtuvo el 27,81%. Esto, de acuerdo a la legislación de la época, implicaba que Allende debía ser ratificado por el Congreso para asumir la presidencia.

Aun así, mientras los trabajadores y los sectores populares vivían un ambiente de celebración, los temores de la clase dominante comenzaron a aflorar. El historiador de derecha Joaquín Fernandois Huerta, habla del “ambiente aturdido, silencioso, plagado de temor que se vivía en buena parte de los barrios de clase media y clase alta del país” cuando se hicieron públicos estos resultados y narra como:

«…a partir del lunes 7 de septiembre se produjeron los primeros resultados de este gran miedo, con la paralización de la Bolsa, los retiros de fondos, los estados de pánico financiero y las ventas de activos y propiedades muchas veces a precios irrisorios».

El imperialismo norteamericano, desde las sombras, junto a sectores reaccionarios locales, buscaron impedir que el Congreso le permitiese asumir a Allende el 4 de noviembre. Combinaron tentativas golpistas y la vía institucional. El hecho más conocido de esta conspiración es el asesinato del Comandante en Jefe del Ejército, el constitucionalista René Schneider.

Este hecho reveló una vez más que la derecha y la burguesía nacional de la mano de imperialismo no se limitaban a los marcos legales si veían amenazados sus intereses. Por esos días comienza a formarse también el grupo de extrema derecha Patria y Libertad.

El gobierno de la UP, no obstante no pretendía liquidar la propiedad privada de los medios de producción, ni el ejército regular, ni las instituciones del Estado capitalista. Este accionar reaccionario respondía más bien al temor que le provocaba el ascenso del movimiento de masas y las aspiraciones revolucionarias de los trabajadores.

¿De qué manera se expresaba esta energía de las masas? A lo largo del país, miles y miles de trabajadores se habían organizado en los Comités de la Unidad Popular (CUP), que se habían desarrollado en fábricas, poblaciones, escuelas, hospitales y universidades, siendo más de 14.0000 en todo Chile. Los CUP, subordinados al Comando Nacional de la UP, eran entendidos como “intérpretes y combatientes de las reivindicaciones inmediatas de las masas y, sobre todo, se prepararán para ejercer el poder popular”. Ahora bien, pese a la expansión de estas instancias, los partidos dirigentes de la Unidad Popular no sólo limitaron su discusión interna, además los restringieron a la campaña electoral disolviéndolos más tarde.

Después del asesinato de Schneider, la UP firma un acuerdo con la Democracia Cristiana (DC) para que lo voten a Allende en el Congreso. El llamado “acuerdo de garantías constitucionales” en el que la UP se compromete a no realizar ninguna política que vaya en contra de lo que dice la Constitución. Con minoría en el Congreso, la Corte Suprema en su contra y la economía en crisis, el 4 de noviembre, Allende asume como un gobierno muy débil.

El triunfo de Allende, en el marco de un ascenso de luchas obreras, campesinas y populares, si bien buscaba canalizarlas en los marcos de la institucionalidad, a través de la “vía chilena al socialismo”, abrió un nuevo escenario por donde irrumpió la lucha de clases de forma acelerada. Con su triunfo electoral, se abrió una etapa prerrevolucionaria que será decisiva para la historia. Todos los partidos políticos, las clases sociales e instituciones se pusieron a prueba en estos años decisivos.


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