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Red Internacional

El rebrote de contagios en bares del distrito “gayfriendly” en Seúl desató la polémica en el país entre el gobierno amenazando con medidas coercitivas, los medios reproduciendo la homofobia y el miedo de LGBTIs a represalias en una sociedad donde la homofobia es cosa del presente.

Viernes 15 de mayo de 2020 | Edición del día

Militares de EEUU en las calles de Itaewon, Seúl, Corea del Sur. Foto: Bloomberg

Corea del Sur ganó reconocimiento internacional a partir de su método de abordaje ante la pandemia del coronavirus, basado en el testeo masivo y el rastreo de casos potenciales. Para esto último utilizó un sistema de geolocalización para seguir los movimientos de individuos que despertó críticas y una amplia preocupación de organismos de DDHH.

Un joven que recientemente dio positivo aseguró haber estado en los primeros días de mayo en bares del distrito Itaewon que se encontraban abiertos. El distrito es reconocido por ser una zona de salidas y clubs nocturnos para LGBTIs. A partir de la detección de decenas de nuevos casos en la zona, los medios de comunicación lanzaron una campaña homofóbica estigmatizante.

Si me hago la prueba, lo más probable es que mi compañía descubra que soy gay, perderé mi trabajo y enfrentaré una humillación pública

La organización Solidaridad por los Derechos Humanos LGBT de Corea declaró: “la actitud de los medios, quienes están obsesionados con revelar la orientación sexual del caso confirmado y dar a conocer información que no tiene nada que ver con la enfermedad, suma al estigma de la enfermedad el odio a las minorías que ha prevalecido en la sociedad coreana".

El artista Heezy Yang cuenta en el portal Time “no podés ser completamente libre en otros lugares, tan libre como quieras como en Homo Hill”, agregando “como tomarte de la mano o besarte, no podés hacer eso en cualquier otro lado”. Homo Hill llaman al barrio ubicado en Itaewon donde se concentran las y los LGBTIs.

Tras el conocimiento del caso el gobierno conformó una lista de más de 5.500 personas que visitaron los clubes, hasta el día de ayer no habían logrado contactarse con al menos 2.500 de ellas y ellos. Para la detección se llegó a realizar un rastreo por identificación en cámaras y la utilización de tarjetas de créditos. Dado que muchos de los registros que brindaron quienes fueron a los locales son nombres o teléfonos falsos, en pleno 2020 es mayor el miedo a las consecuencias de una salida del clóset forzada que al propio coronavirus.

Los gays también sienten que existe un doble estándar, se les pide que sean ciudadanos honestos y que ’se hagan la prueba para su país’, mientras que el país los trata como basura

Así lo relata Lee Youngwu, un joven homosexual de 30 años, en su testimonio a The guardian “la compañía de mi tarjeta de crédito me dijo que transmitieron mi información de pago en el distrito a las autoridades. Me siento tan atrapado y cazado. Si me hago la prueba, lo más probable es que mi compañía descubra que soy gay, perderé mi trabajo y enfrentaré una humillación pública. Siento que toda mi vida está a punto de colapsar”. Previamente contaba “fue un gran error visitar el distrito gay cuando la situación del coronavirus no había terminado por completo, pero visitar el área es el único momento en que puedo ser yo mismo y pasar el rato con otros similares a mi, durante la semana tengo que fingir que me gustan las mujeres”.

Otro chico de 25 años, quien quiso mantener anónima su identidad por miedo a la discriminación, afirmaba: "los gays también sienten que existe un doble estándar, se les pide que sean ciudadanos honestos y que ’se hagan la prueba para su país’, mientras que el país los trata como basura". En sus declaraciones afirma que esa noche había "chicos bailando K-pop, tomando bebidas, hablando con viejos amigos, cosas realmente inocentes", agregando que "es frustrante que los medios los estén tratando a todos como clubes de sexo" refiriéndose a los establecimientos.

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El pasado lunes el gobernador de Seul incitó a que todo aquel que haya visitado los lugares donde aparecieron casos se someta voluntariamente a un testeo, y agregó que de otra manera consultaría con la policía para tomar medidas coercitivas. Tras estos dichos, durante la semana implementó testeos anónimos que al día de ayer habían llegado a realizar a 24 mil personas.

Tanto el discurso de los medios, como los dichos del gobernador amenazando con medidas represivas y rastreando los movimientos de las personas con distintos métodos, ponen en evidencia la discriminación que sufren las y los LGBTIs en Corea del Sur. En la última campaña electoral el presidente Moon Jae-in, un abogado de “derechos humanos” perteneciente al Partido Democrático, había afirmado en un debate televisivo que estaba en contra de la homosexualidad. Las organizaciones LGBTI hace años denuncian el lobby que realizan los grupos religiosos para bloquear la conquista de cualquier tipo de derechos, entre ellos el matrimonio igualitario que al día de hoy no está permitido.


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