19 de abril de 2021 | A las dificultades cotidianas de las largas jornadas laborales o las que produce la desocupación, la inflación y el trabajo doméstico y de cuidado, al altísimo costo de los alimentos y los alquileres o los malos transportes, hay que sumar el aumento del estrés producido por la pandemia. Si a todo ello le agregamos la obligación de ser felices, solo conseguimos empeorar la situación.
Andrea D’Atri