Desde La Izquierda Diario conversamos con una integrante del movimiento estudiantil Secundaria Combativa para conocer su posición sobre las clases virtuales del programa “Aprendo en casa” del Ministerio de educación, la falta de recursos tecnológicos y la conexión a internet por parte de los estudiantes en nuestro país.
Hemos visto que vienen siendo víctimas de una acusación a causa de un vídeo que circula por las redes sociales donde unos estudiantes boicotean una clase virtual insultando a docentes. Ustedes sostuvieron que está acusación es falsa. ¿Que tienen para contarnos sobre esto?
Es un vídeo falso, con pura intención de desprestigiar nuestro nombre y nuestra lucha.
Lamentamos que sean jóvenes quienes inviertan todo su tiempo en hacer este tipo de material que no aportan en nada, ni a los escolares, ni al país. Con esto queda claro, que en todas las generaciones está presente la alienación a este sistema. Unos buscan un mejor país y otros ya se resignaron a ser corderos. Lo hemos visto en los 90’s, una parte de una generación luchó por cambios y otra que se resignó a alienarse a un sistema dictatorial. Que no nos sorprenda la mediocridad y la cobardía.
No le vamos a dar más cabida a este tema, porque creemos que esto no afecta en nada nuestra integridad como organización, hemos luchado contra cosas más fuertes.
¿Creen que las clases virtuales y el sistema que viene implementando el gobierno para continuar con las clases es eficiente? ¿Les aporta como estudiantes?
Creemos que no ha sido eficiente, el gobierno ha implementado estas medidas sin tomar en cuenta las condiciones estructurales de desigualdad y la realidad de la mayoría, especialmente en los sectores de bajos recursos y los precarizados. Además, vemos que a muchos se les dificulta seguir con las clases, lo hemos visto en Lima y en las demás regiones.
Muchos niños tienen que caminar horas para alcanzar señal de radio (nisiquiera televisión). Un ejemplo sería que la comunidad Kantari Ururi del distrito de Cojata en la provincia de Huancané a diario tienen que caminar 2 kilómetros para poder captar señal de alguna radio peruana ya que como están en el límite de Bolivia captan la de ese país. En esta como en muchas comunidades no hay internet, los profesores realizan grandes esfuerzos para ir casa por casa a repartir los materiales.
En efecto las realidades son distintas, y parece que Vizcarra solo se centra en las zonas urbanizadas. Muchos niños y niñas se han visto obligados a simplemente no estudiar porque no tienen los recursos para llevar clases virtuales. Ningún gobierno, ni el actual, antes de la pandemia, se ha preocupado por este gran sector de la población.
Ahora, en la pandemia vemos las acciones desesperadas del gobierno y los resultados son cientos de niños y jóvenes sin poder estudiar. Tampoco se han entregado las tablets que se prometieron. Vemos muchas fallas del gobierno, pero que son fallas estructurales arrastradas desde hace décadas, que es la misma estructura socio-económica que se agudizó con el neoliberalismo.
Como estudiantes, nos vemos afectados por estas nuevas medidas, muchos no tenemos computadora para hacer los trabajos o no tenemos ni siquiera Internet. Es para nosotros como si nuestra educación se hubiera paralizado.
¿Cómo les afecta tener que combinar su espacio de estudio con la convivencia doméstica y no poder contar con un espacio diferente al de la vida familiar para estudiar? Incluso, vemos estudiantes que dependen ahora más que nunca del acompañamiento de familiares para poder estudiar, ya sea porque son menores o porque están en colegios privados y tienen muchos trabajos ¿qué piensan de eso?
Sabemos que muchos niños y más que todo niñas viven situaciones de vulnerabilidad; conviven con sus agresores y que para muchos era como un escape ir al colegio a pesar de las carencias.
Muy aparte de esto en nuestro entorno tanto nosotros como nuestros compañeros no estamos satisfechos con la educación virtual, no podemos responder a las dudas como lo haríamos de forma presencial y sentimos un bajo rendimiento. Es muy distinto estudiar en un lugar aparte del salón o las bibliotecas.
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